Cuando se me cierra una puerta
siempre se me abre la boca del lobo
preparada para alimentarse
de las dudas que ya no caben en mi cuerpo.
siempre se me abre la boca del lobo
preparada para alimentarse
de las dudas que ya no caben en mi cuerpo.
Por eso, cuando solo reina el caos,
acudo sin estudiar todas las posibilidades,
porque de qué sirve pensarlo dos veces
si es a la tercera cuando va la vencida.
Toco zonas de confort recién pintadas,
acudo sin estudiar todas las posibilidades,
porque de qué sirve pensarlo dos veces
si es a la tercera cuando va la vencida.
Toco zonas de confort recién pintadas,
dejando huella en cimientos ajenos
cada vez que en los míos se acumula el polvo
y mi suerte está precintada por obras.
Viajando al centro de mí
cada vez que en los míos se acumula el polvo
y mi suerte está precintada por obras.
Viajando al centro de mí
me doy cuenta de que solo soy yo
y ser yo no tiene por qué ser insuficiente
ni para desabrocharme la inseguridad al volver a casa.
Así que espero que cuando no me quepan dudas
y ser yo no tiene por qué ser insuficiente
ni para desabrocharme la inseguridad al volver a casa.
Así que espero que cuando no me quepan dudas
sea porque han completado mi aforo
en cualquier bar de carretera
en el que pueda tomar decisiones con mucho hielo.
Y me ahogaría en mares llenos de deseos
aunque después escueza la sal en la herida,
en cualquier bar de carretera
en el que pueda tomar decisiones con mucho hielo.
Y me ahogaría en mares llenos de deseos
aunque después escueza la sal en la herida,
entre lamentos de tú ya me entiendes que no entiendo
y un buen puñado de la intención es lo que cuenta.
Cuando se me cierra una puerta
siempre se me abre la boca del lobo,
y pierdo la cuenta de los días que paso dentro
esperando a que me diga que transformo sus lunes en sábados.