viernes, 5 de mayo de 2017

Más mía que nunca.

No voy a pedir perdón
por ser lo suficientemente libre
como para decidir que sin saber mucho sobre nada
sé que soy más mía que nunca. 

A veces dejo de entenderme, 
y cuando me quiero ver volar, 
lo hago con muchas turbulencias,
miedo y fracaso en mis intentos. 

Pero siempre que caigo, me levanto,
me desprendo de mis ataduras
y lucho por ser lo que me apetezca, 
ya sea bruja, princesa, guerrera, o todas a la vez.

Siempre me digo que voy a medir la vida
en sueños que me empapen de experiencia, 
mientras brindo con la libertad
por haber encontrado el antídoto contra la toxicidad. 

Puedo ser muchas cosas, pero nunca cobarde
cuando miro hacia atrás al despedirme
sin saber si será para siempre
o volveré a verte llover cualquier otro septiembre.

Así que no voy a pedir perdón
por ser salvaje en alma y corazón
y dejar que a veces me asfixie el tiempo,
que me quiere y abraza para no olvidarme nunca.