lunes, 9 de noviembre de 2015

De ser y de ir.

Fui.
Un verbo a medio conjugar.
Fui de fuiste. O de fuimos.
De ser, de ir. De irte, de irnos. 

Fui de hace años, meses, días. 
Fui.
Tan buena como mala.
Caótica como una tormenta tropical.
Como el tráfico en hora punta.
Fui inentendible, de carácter más fuerte que la acidez del limón.
Fui de gritar cuando nadie me escuchaba, ni siquiera yo.
Me fui.
A soñar despierta y vivir dormida.

A perderme sabiendo que iban a buscarme. Y a encontrarme.
Me fui.
A recorrer mundo por carreteras desconocidas.
A empezar por el final lo que se empieza por el principio.
Fui y me fui.
Y tú mientras eras y te ibas.

Y de vez en cuando en vez de idas había venidas.
Y yo sin darme cuenta.
Fui, me fui, fuiste y te fuiste. 

Pero siempre volviste.

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