lunes, 9 de noviembre de 2015

De ser y de ir.

Fui.
Un verbo a medio conjugar.
Fui de fuiste. O de fuimos.
De ser, de ir. De irte, de irnos. 

Fui de hace años, meses, días. 
Fui.
Tan buena como mala.
Caótica como una tormenta tropical.
Como el tráfico en hora punta.
Fui inentendible, de carácter más fuerte que la acidez del limón.
Fui de gritar cuando nadie me escuchaba, ni siquiera yo.
Me fui.
A soñar despierta y vivir dormida.

A perderme sabiendo que iban a buscarme. Y a encontrarme.
Me fui.
A recorrer mundo por carreteras desconocidas.
A empezar por el final lo que se empieza por el principio.
Fui y me fui.
Y tú mientras eras y te ibas.

Y de vez en cuando en vez de idas había venidas.
Y yo sin darme cuenta.
Fui, me fui, fuiste y te fuiste. 

Pero siempre volviste.

domingo, 18 de octubre de 2015

Voy.



Voy a recoger todas las flores del mal de Baudelaire antes de convertirme en esa tormenta que sorprende a las parejas de los parques, que levanta todos los vestidos dejando al descubierto los secretos de quien los lleva, que destapa la verdad que se esconde detrás del maquillaje de sus caras. Porque hoy la lluvia está harta de que la utilicen para describir días tristes, los finales se preguntan por qué todos esperan que sean felices, los domingos se quejan de que nadie les quiera y el café espera el momento en el que dejen de echarle dos cucharadas de azúcar en lugar de disfrutar de su amargor. 
Voy a ser como uno de esos actores a los que el director de la película no revela el final del guión hasta la última escena de rodaje, porque no veo el vaso ni lleno ni vacío sino rellenable, no distingo entre filias y fobias y me empiezan a gustar mis errores hasta el punto de no querer renunciar nunca a la equivocación. 
Voy a leer mis palabras en medio del silencio, y esta vez lo haré entre líneas, asegurándome de que las canciones no acaban, de que los libros tienen segunda parte, las obras segundos actos y las películas en realidad son sagas. Voy a dejar de perderlo todo y de perderme, a evitar la erupción del Vesubio, a sobrevivir al Apocalipsis. 
Hoy voy a pedir un alto el fuego. 






lunes, 28 de septiembre de 2015

Piano y violín.



Mirarte a los ojos, sentir mi fragilidad,
amontonar las lágrimas que repartiré a partes iguales en mi Testamento.
Cogerte de la mano, congelarme,
reír por la torpeza de no saber hacer formas con las sombras.
Subirme a tus pies, notar las alturas,
bailar música triste de piano y violín sin letra.
Acercarme a tu oído, susurrar entre calor,
chapurrear palabras en francés que nadie entiende.
Acariciarme la espalda, notar las curvas de los dedos,
experimentar la alineación de los planetas.
Meter la cabeza bajo las sábanas, abrir bien los ojos,
comparar el blanco nuclear con el moreno de playa.
Morderme el labio, manchar de carmín,
que escueza el agua de mar en las heridas.
Acercar la cara, quedarme inmóvil un instante,
mover mis pestañas hasta que estornude. 
Oler a café recién hecho, romper mil platos, 
jugar a hacer la guerra aunque nuestra bandera blanca diga que somos paz.
Soñar despierta, pensar dormida, escribirle a nadie,
enfocar a los protagonistas de mis cuentos,
pixelar a los malos de mis películas de pesadillas. 

miércoles, 19 de agosto de 2015

Hoy soy en orden alfabético.

Hoy soy...

Agujero negro en mi espacio. 
Blanco en tu diana. 
Corredora ganadora en la carrera hasta mi subconsciente. 
Domadora de mi entendimiento.
Experta en ocasionar desastres.
Fotógrafa de cada momento de mi vida.
Gato en su tejado.
Hipotenusa del triángulo que es mi mente.
Ilustradora de mi propia historia. 
Jarabe que cura todas las enfermedades. 
Kilómetro cero de cualquier carretera.
Lo que jamás seré.
Música para crear bandas sonoras.
Noctámbula en tus noches y en las mías.
Óxido en tu corazón de hierro.
Pirómana que destruye tus bosques. 
Quien quiera que sea.
Reina de mi caos.
Sombra en la oscuridad. 
Tóxica, como las sustancias más peligrosas.
Úrsula, Maléfica, Scar, Cruella de Vil.
Vals en medio de una canción de rock.
Whisky para olvidar. 
X como incógnita en mi ecuación.
'Y si...' en todos mis pensamientos.
Zarzamora con espinas. 

jueves, 9 de julio de 2015

Crash.

Las mariposas en el estómago son para cuentos de príncipes y princesas, pero nosotros fuimos más de historias de desastres, de provocarnos terremotos por dentro y aguantar la compostura como oficinistas trajeados después de nueve horas de trabajo.
A ratos fuimos de quererlo todo al mismo tiempo que sabíamos que no tendríamos casi nada, como si fuésemos niños que para elegir sus regalos de navidad marcan todos los juguetes de las revistas. A ratos fuimos de quererlo todo, pero nos olvidamos de que los Reyes Magos no existen.
Nuestro coche se salvaba de todos los baches, pero llega un momento en el que ni las ruedas más fuertes consiguen evitar pincharse, de la misma manera que el hecho de que haya una gran bandera roja ondeando a pie de playa no evita que algún inconsciente creyéndose valiente se ahogue entre las profundidades. Y nos chocamos. Y este accidente no era una escena de una de esas películas donde el protagonista usa sus poderes mentales para retroceder en el tiempo y arreglar sus destrozos.
Nosotros fuimos más de historias de desastres, o quizás solo lo fui yo y te arrastré sin querer, como dos polos distintos de un imán o la interdependencia del yin y el yang. Y en cualquier caso lo siento, como siente Holden haberle contado su historia a todo el mundo en El guardián entre el centeno, como nunca antes lo había sentido. 

martes, 16 de junio de 2015

Jaque mate.

Las fichas van cayendo en sus cuadrículas y nadie consigue salvarse, ni siquiera el que parecía más fuerte. Da igual el lado del tablero y el color de las figuras, lo importante es el jaque mate que ha puesto fin a esta partida interminable en la que por una vez no hay ganadores. 
En la batalla entre estos reinos de perdedores, los reyes han caído, y con ellos, todo lo que habían creado. 

domingo, 7 de junio de 2015

Punto y coma.

Hoy he desdoblado las esquinas superiores de las mejores páginas de los que fueron mis libros favoritos. Han dejado marcas, pero no me importa. Ni me importan las marcas, ni me importan los libros. O eso me repetiré una y otra vez hasta dejar de recordar que están guardados en el armario y una capa de polvo me impida leer los títulos que aparecen en sus portadas. 
Hoy he desdoblado las esquinas superiores de las mejores páginas de los que fueron mis libros favoritos, pero todavía no he olvidado quiénes son sus autores ni me he atrevido a ponerles punto y final. 

martes, 10 de marzo de 2015

Decir mucho; hablar poco.

Transformo silencios en historias, miradas en palabras mudas, puntos en utopías. 
Entiende que no quiera desvelarte mi lenguaje, que prefiera que lo descifres sin mi ayuda, que te tomes el tiempo que necesites para comprender todo lo que te digo sin apenas mediar palabra. 
Y cuando tengas todas las respuestas, dejaré de ser un interrogante, me verás transparente por dentro y podré regalarte todos los silencios que quiera sin que creas que traen consigo lo peor de mí.

sábado, 14 de febrero de 2015

Bua.

Tan rápido como llegó, se fue. Tan deprisa que si no fuera porque la ausencia de tu olor en mis sábanas empieza a notarse, no sería consciente ni de lo que construimos. Pero no importa. No importa que ahora esté guardado bajo llave, ni que se me esté olvidando entender lo que dices cuando hablas de esa forma tan extraña, ni que nos olvidásemos de Túmbate. Importa recordar, y que no solo lo haga el Norte, importa esperar a la próxima y que nos inyecten en vena la paciencia de la que carecemos, importa que nos siga inundando la confianza.
Ven, deja las disculpas y vuelve a decirme eso de ''Si eso es no querer, no quieras nunca''.

domingo, 25 de enero de 2015

Por ti y tus complicaciones.

Llegó sin buscarlo;
sin buscarlo pero buscándonos;
como dos niños jugando al escondite 
que al final acaban encontrándose. 

Fue curioso tropezar y caer
en la realidad de lo hipotético, 
como historias de canciones que escuchamos,
de esas que ya nunca escribes.

Sin querer, pero queriendo;
que no quiero verte, quiero vernos. 
Vernos recorriendo las calles;
y recorriéndonos.

Nos ahogamos dentro del miedo.
Por no entenderme, ni entenderte, ni entendernos. 
Por acostumbrarnos demasiado rápido, 
por suponer olvidando la realidad. 

Por mí y por todas mis manías, 
por ti y tus complicaciones.
Por las ganas y la impaciencia; 
por subir y bajar como montañas rusas.

Deja de intentarlo; hazlo.  
No lo sientas tantas veces,
ni aunque deje que lo hagas. 
Y ahora no disfrutes; disfrutemos. 

lunes, 19 de enero de 2015

Ahora.

Sácame de mis casillas solo para romper mi monotonía, liberame de la rutina, lucha contra mi estrés, desenreda mi angustia, que yo encontraré la manera de calmar tus nervios, de acabar con tu agotamiento, de estar aunque no esté.
Sácame de mí, pero llévame contigo.